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Las pantallas y nuestra salud


¿Cuantas pantallas tienes en casa actualmente?

¿Cuánto tiempo al día pasas en frente de estas pantallas?


El uso de Pantalla en familia

El papel que ocupan las pantallas y la tecnología en general en nuestras vidas diarias es relativamente nuevo. Nunca hemos estado tan conectados con las personas y el mundo a través de una pantalla.





Y esto, ¿es una bendición o una maldición?


Está claro que tiene muchas ventajas: poder navegar fácilmente con Google Maps, encontrar una gran cantidad de información en pocos minutos o quizás te facilita hablar con tu familia y amig@s que viven en otros países. Por otro lado se observa que cada vez más que la gente se siente molesto por tener siempre un dispositivo a mano: siempre están ahí produciendo algún sonido que “necesita” estar atendido. Quizás te has sentido sobre-estimulado o te has dado cuenta que la pantalla siempre está ahí para distraerte de cualquier cosa.


Un ejemplo típico: Querías ver un video en Youtube pero gracias a la auto-reproducción, de repente ya han pasado 3 horas sin darte cuenta mientras no era exactamente a lo que querías dedicar tu tiempo en este momento.


Y esto, ¿Realmente es malo para nuestra salud?

Un mal uso o uso excesivo de pantallas está relacionado con molestias físicas como por ejemplo

  • Dolores de espalda

  • Fatiga ocular

  • Dolores de cabeza

  • Insomnio

No solamente físicamente, sino también psicológicamente y emocionalmente puede afectar tanto a adultos, como a niñ@s y jóvenes de las siguientes maneras:


  • Nuestra motivación disminuye

  • Nos cuesta más concentrarnos

  • Sentimos cansancio o/y agotamiento muy a menudo sin entender porque

  • Somos más apátic@s y perdemos el interés en cosas que antes disfrutábamos

  • Nos sentimos fácilmente irritad@s

  • En niñ@s pequeñ@s se puede observar hiperactividad, inquietud o rabietas cuando se retire la pantalla

Investigaciones científicas han observado el cerebro cuando estamos usando nuestras pantallas. Se encontró una actividad cerebral similar a la actividad en las adicciones: el sistema de recompensa está activado y el químico dopamina está liberado. Por eso a veces te encuentras pegad@ a tu pantalla con dificultad de desconectar de ella. La dopamina no es mala. Ella misma también es responsable de la sensación de placer cuando por ejemplo estamos enamorad@s. Pero es muy importante que haya una buena comunicación entre el sistema de recompensa (“me gusta, quiero más!”) y la parte del cerebro que se llama cortex prefrontal. Esta última parte nos ayuda a controlar nuestros impulsos y a tomar decisiones.


Cuando por ejemplo enviamos un WhatsApp a nuestro amigo y recibimos una respuesta,

nos da una sensación de placer y se libera dopamina. El sistema de recompensa está

activado. Probablemente seguiremos la conversación para seguir recibiendo respuestas.

Pero por suerte, nuestro cortex prefrontal nos ayuda a darnos cuenta que quizás no

queremos pasar todo el día en WhatsApp y posiblemente decidiremos terminar la conversación y dedicar tiempo también a otras cosas que nos hace sentir bien.


Dopamina y el cortex prefrontal


Y l@s niñ@s y adolescentes?


Los cerebros de l@s niñ@s pequeñ@s están en pleno desarrollo. Su cortex prefrontal todavía no está desarrollado completamente. Por eso, necesitarán a sus padres y madres para poner límites al tiempo en frente de la pantalla. Además tienen que desarrollar habilidades sociales y relacionales. Y esto no les puede enseñar ni Youtube, ni Facebook, ni instagram ni snapchat. Para aprender esto, necesitan contacto social en persona diariamente.


Los y las jóvenes necesitan límites también y les podemos explicar cómo funciona el cerebro. Por otra parte también es importante escucharles verdaderamente porque muchas veces saben más del mundo online que sus madres y padres.



Entonces, ¿Cómo gestiono el tiempo de pantalla para mí y mi familia?


Todavía no existen muchas directrices oficiales, aunque la Asociación Pediátrica Americana recomienda no usar pantallas antes de los 3 años.


Mis consejos:


1. El primer paso: Aumenta tu conciencia de tu uso actual de pantallas y la tecnología. ¿Cuánto tiempo pasas en frente de pantallas y para qué las usas? Obsérvate a ti misma y a tu familia y háblalo entre todos los miembros. Observas efectos físicos, psicológicos o emocionales negativos?


2. El segundo paso: Reflexiona sobre tus relaciones sociales. ¿Tienes contacto social real cada día? ¿Y como vives este contacto? ¿O a veces te pasas solamente hablando virtualmente con las personas?


3. Y el tercer paso: ¿Qué opinas de tus hábitos? ¿Te gustaría cambiar algo? En caso de respuesta afirmativa, tocará concretar los cambios que te gustaría lograr y cómo hacerlo. Conversando y escuchando a las aportaciones de todos los miembros de familia, podrías llegar a un acuerdo y quizás creas vuestro plan práctico en familia para llevarle a cabo.



¿Te gustaría saber más sobre los efectos psicológicos, cómo funciona el cerebro, y cómo llevar a cabo exactamente los tres pasos que acabo de explicar?


¿Te parece interesante escuchar e intercambiar preocupaciones y soluciones con otros padres, madres y hij@s?


Apúntate aquí al taller que impartiré en Cepfami: Sábado 29 de Septiembre de 10h-12h.


Espero veros con toda la familia!

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